sábado, 24 de marzo de 2012

"Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia"

Discurso completo que el Concejal Jose Maria Fernandez pronunció en ocasión de la Sesión Especial por el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia. 


La memoria es el recurso de los pueblos para mirar hacia adelante. Recordar la historia, conocer las experiencias de la vida de nuestro país, las buenas y las malas, nos otorga un poder magnífico: el poder de elegir.
Se puede elegir volver a cometer los errores del pasado, o se puede optar por velar para que ellos no vuelvan a suceder.
Estamos transitando el período democrático más largo de nuestra historia como argentinos,  eso significa, que hemos aprendido. Pero la enseñanza fue resultado de un camino  manchado con sangre.
El 24 de Marzo de 1976 se produjo otro de los reiterados golpes de Estado que sufrió nuestro país. Comenzó a escribirse el capítulo más oscuro y repulsivo de nuestra historia.
Desde finales de los años sesenta, la violencia política iba en incremento. El golpe militar irrumpió en un escenario de terrorismo de Estado, llevado adelante por las Fuerzas Armadas.
Las circunstancias fueron similares en casi toda Latinoamérica, donde, bajo los lineamientos del Plan Cóndor, apoyado por Estados Unidos y por algunos medios de comunicación, también desataron Golpes de Estado.
Ya instalada la Dictadura  Militar en nuestro país, se desplegaron acciones represivas: se secuestró, se torturó, se ejecutó clandestinamente a miles de personas sospechadas de ser o tener alguna vinculación con activistas civiles, grupos políticos o guerrilleros.
Desde 1976 hasta 1983, cuatro Juntas Militares dirigieron un proceso que ellos llamaron "Proceso de Reorganización Nacional", pero que no fue más que una sistemática violación de derechos humanos, donde se anularon garantías constitucionales a más no poder, donde se pisoteó la dignidad humana de nuestros compatriotas, donde se destrozaron familias y generaciones; donde se perseguía a quien pensaba diferente.
 Se despreciaba la pluralidad de voces y de acciones. Las minorías eran perseguidas, ya sea por su orientación sexual, sus creencias religiosas o su ideología, en general.
A quien se oponía a la doctrina oficial se lo tildaba de terrorista y se lo secuestraba. Durante el cautiverio, las personas eran víctimas de tratos inhumanos, crueles y degradantes. Se los castigaba en cuerpo y en espíritu. Se los desmoronaba moralmente y eran sometidos por militares, que jugaban a ser Dios.
Las mujeres embarazadas que daban luz en su lugar de cautiverio, a manos de nefastos hombres uniformados, se vieron desprendidas de sus hijos; quienes eran ,muchas veces, apropiados por otras personas.
Artistas y personalidades reconocidas fueron censurados, obligados al exilio y hasta ejecutados.
Mientras la intolerancia alcanzaba su cima, se entretenía con fútbol, con publicidades oficiales sugerentes, con discursos que hacían a la realidad, cuando la realidad era distinta al discurso.
En medio de tanta guerra ideológica, de unos contra otros, de tanto abuso de poder, de tanta persecución a quien pensara diferente; pasaron siete años, que dejaron un saldo de deterioro en el ámbito económico , el social, el civil , en la esfera cultural y la vergüenza de una cruel guerra , cuyo único objetivo fue distraer la atención de un pueblo que comenzaba a despertar.
 Pero el resultado más nefasto es la cifra de 30.000 personas desaparecidas y de niños que crecieron con padres apropiadores, a quienes se les negó su identidad.
Gracias al trabajo que en su momento realizaron las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, heroínas de aquellos años, muchos de esos bebés, hoy hombres, recuperaron su historia. Esas damas de pañuelo blanco, que no aclamaban ni aplaudían banderas políticas, luchaban por la verdad y la memoria.
Durante el último golpe de Estado, hubo un flagelo fundamental que tiene que quedar instalado en nuestros recuerdos como argentinos: se aniquiló la República. El Poder Ejecutivo, El Legislativo y el Judicial respondían a los mismos intereses y no hay nada tan peligroso como eso.
Tanto horror, tanto espanto, no puede ser en vano. Tenemos que honrar la memoria de los desaparecidos; y la verdadera forma de hacerlo es que no existan más desaparecidos.
 Pero el término "desaparecidos" debemos ampliarlo y no limitarlo a  una cuestión física, sino que hay que pensar en la cuestión existencial.
 Tenemos desaparecidos por falta de oportunidades. Tenemos desaparecidos por el olvido del Estado, tenemos desaparecidos en alma, como los chicos destruidos por el consumo de drogas y alcohol. Tenemos desaparecidos por la trata de personas. Tenemos desaparecidos por la corrupción.
Hoy es el Día de la Memoria, por la verdad y la justicia. Y debemos hablar con la verdad: Hoy tenemos desaparecidos en democracia. Nunca más.
Tener memoria es también reconocer a quien, en el momento más sensible, cuando el León aun tenía dientes,  tuvo el coraje de enfrentar y enjuiciar a los genocidas. Quien hizo esto, no puede ser sino, un estadista. Gracias  Doctor Raúl Alfonsín por devolver la democracia a nuestra tierra, utilizar la memoria por la verdad y la verdad en la justicia. Gracias por devolver el sentido de República a nuestro país.
También , debemos tener presente la reforma constitucional del año 1994, donde se incorporan a Nuestra Carta Magna, los Tratados Internacionales de Derechos Humanos; los cuales debemos tener presentes en todo momento.
 Queda en nosotros como pueblo seguir cosechando memoria,  para poder asegurar los beneficios de la libertad, afianzar la justicia,  promover el desarrollo, valores y conductas morales que hacen al futuro de nuestra Nación.
La democracia es la tierra fértil que da vida a la República.
Por los que no están, por nosotros y por los que vendrán, debemos seguir cosechando República.